viernes, 31 de agosto de 2012

Los guantes azules de Bernardo

Parecía mentira que ese hombre tan deshecho en su gordura, tan grande de huesos y de leyenda adolescente, y tan cansado como ahora lo estamos todos nosotros juntos, tuviese sólo un año más que yo, aunque lo que acaso ocurra es que yo no sepa verme con la claridad con que le vi a él, con esa franqueza de niño sin amigos con que él se enseñaba aquella tarde en que fue arrastrado a la FNAC (igual que una ballena que busca la orilla de la muerte), para presentar, ahora sí, su verdaderamente último disco. 
Cantó un par de canciones, ni siquiera recuerdo que fuesen tres, play back parcial, cabello parcial, vino sin banda cantando que estaba solo, ya digo, no se puede ser más franco. Aunque la ropa que llevaba para actuar recordaba la de un enfermero (o quizá más aún la de un limpiador de camas y de habitaciones de hospital), sus guantes azules ajustados como mallas para enseñar las piernas en la danza de la muerte, el cuello de pico del batín igual que un estudiante pijo de anatomías vivas o agonizantes, pero en todo momento vivas..., digo que aunque demasiado en él parecía tomado del lado de los que luchan contra la muerte, en su conjunto todo él, todo lo suyo, componía el dibujo de un adiós.
Y ahí estábamos, en la FNAC, en Barcelona, cuatro gatos, tal vez cinco, no más, los suficientes para que no pudiera dejar de estar solo y sentirnos nosotros también solos como islas de carne en un olvidado mar de sillas. Él, Bernardo Bonezzi, niño prodigio al que le era imposible dejar de ser niño por miedo a dejar de ser prodigio, con sus cejas grandes de adulto, lo único que tenía, que siempre había tenido, de adulto, porque un niño pordigio es un niño con cejas de hombre, esas cejas que le afeaban la expresión como una rata que te ha visto y que se queda a mirarte mientras dure la noche.
Ahí estaba yo, mirándole, incapaz de disfrutar de verlo (y eso que no lo había visto nunca), pero no podía verle porque estaba entediendo que esos guantes azules se los había puesto para algo terrible (bueno, es trampa, eso sólo lo he comprendido ahora). Y estaba también pensando ahí que alguna relación tendrían sus guantes estériles (quizá sea esta la única palabra acertada) con el guante púrpura de Michael Jackson... Otro. 
Es cansado, Bernardo Bonezzi, salir de cada verano, porque se sale de la nada de los días abrasados por el sol a la nada que dejáis los que os vais cuando no teneis nada que llevaros.
Ey...



viernes, 24 de agosto de 2012

Entrevista con Sartre (28 marzo 1967)

Empieza en el minuto 2'20"

Dossiers mensuel d'information. Dossier no. 6 (12), Sartre-De Beauvoir [videorecording] / un documentaire de Max Cacopardo et Madeleine Gobeil, Claude Lanzmann ; avec la collaboration de Michel Brault ; text et entreveus, Claude Lanzman, Madeleine Gobeil ; réalisation, Max Cacopardo ; production, Radio-Canada

miércoles, 22 de agosto de 2012

Claudio Lolli - Ho visto anche degli zingari felici (1976)

Sofonisba Anguissola, “Lucia, Minerva and Europa Anguissola Playing Chess” (1555, Muzeum Narodowe, Poznań, Polonia)


jueves, 16 de agosto de 2012

sábado, 28 de julio de 2012

Les Rallizes Dénudés - Night of the Assassins (1977)

In 1970 Les Rallizes Dénudés member Wakabayashi was one of nine people involved in the hijacking of Japan Airlines Flight 351 a Boeing 727 of the Japanese Communist League-Red Army Faction an incident commonly referred to as the "Yodogo (or Yodo-go) Hijacking" Wakabayashi and other members of the hijackers received asylum in North Korea after the plane was taken to Mirim Airport. Singer Takashi Mizutani allegedly offered a role in the hijacking but turned it down. (via)

viernes, 27 de julio de 2012